martes, 12 de octubre de 2010

Amistad

Un hermano puede no ser amigo, pero un amigo será siempre un hermano.
Demetrio de Falero 

Definitivamente la amistad es un sentimiento que se va consolidando con el tiempo, podrán existir efímeras relaciones que nos puedan llenar el espacio de un amigo, pero el sentimiento de la amistad va más allá que momentos, risas e incluso acciones que demuestren tal sentimiento.

Hoy puedo afirmar que soy verdaderamente afortunado y dichoso por contar a mi lado con personas que me han ofrecido su amistad. Que siempre los he visto como mis mejores y grandes amigos, que he aceptado sus errores, sus defectos y que valoro, admiro y me gustan sus cualidades.

Considero que cada uno de ellos, es completamente diferente a mí, tenemos vivencias, deseos, puntos de vista y alguna que otra forma de pensar muy similar, sin embargo, más que todo eso, somos complemento en algo.

Enlistarlos o mencionarlos a cada uno, sería egolatría de mi parte y hasta egoísmo si así pueda definirse. Prefiero que cada uno sepa y lo sienta cuando pueda leer esto.

No los frecuento a diario, incluso pueden pasar hasta meses sin vernos, pero el día que platicamos, nos reunimos es como si todo ese tiempo se redujera a minutos, unos están cerca, otros lejos, pero siempre hay una conexión que nos hacen presentes el uno al otro.

Son años de amistad, que envuelven un sin fin de vivencias y experiencias, buenas, malas, triviales, chistosas, al final vivencias o experiencias que hoy no cambiaria por nada y que conforme van pasando los años, deseo seguir aumentando.

Creo que a cada uno en algún momento y en algún lugar, le he demostrado con hechos que son mis amigos, mis mejores y grandes amigos, y que por decisiones nunca tuve hermanos de sangre, pero que hoy ellos y ellas serán mis amigos para siempre, mis hermanos por siempre. 

lunes, 4 de octubre de 2010

La ocasión que escuche tu voz

Era una mañana de febrero,  fría como suele ser durante este mes en Guanajuato, comienzo de un periodo más en el posgrado que decidió Carolina retomar después de una experiencia familiar que ha marcado su vida y que a diario aún el recuerdo puede inundarle sus pupilas de lagrimas.

Ya comenzada la primer clase del día entra al aula Luis Roberto, que como era costumbre no solía asistir a la primer clase del cuatrimestre sino hasta la segunda o tercera, para variar con un retraso de 30 minutos irrumpe con su personalidad y desfachatez el salón que era asistido en su mayoría por compañeros que ya lo conocían, con la vista recorrió Luis Roberto todo el salón y solo para hacerse aun más presente esboza un -¡buen día!-, decide sentarse en la última fila de las mesas de trabajo  no sin antes fijarse en una cara que no era conocida, sencilla, de anteojos y con una mini laptop abierta escribiendo notas de la materia, era Carolina.

A simple vista independientemente de ser sexos opuestos, Carolina y Luis Roberto eran completamente diferentes, en actitud, en el vestir, en opinar, en absolutamente todo, sin embargo, el decidió desde esa primer clase que era la segunda para ella, sentarse junto a Carolina, tenía dos razones suficientes, la intriga de ver a una persona con una mini laptop abierta en clases, y la química o sensación que experimentó al verla por primera vez.

Ella, Carolina, aun recuerda que al verlo entrar y escucharlo se intereso en saber quién era, y por qué se atrevía llegar hasta la segunda clase del cuatrimestre y con la tranquilidad de entrar media hora más tarde del inicio, lo observaba mientras transcurrían las tres horas de clase, que él solo mostraba su incesante hiperactividad y su gusto por enviar mensajes a través de su celular.

Así termino la primer materia, la segunda no la cursaban juntos, pero la tercera después de la hora de receso, regresaron a una clase en la cual estaban muchos conocidos y hasta amigos de Luis Roberto, Carolina en cambio se sentó en la penúltima fila, cerca de la ventana, en la última computadora. Luis Roberto llegó tarde, y como ya no había ordenadores disponibles decide sentarse con una conocida, precisamente detrás de Carolina.

Transcurrían los minutos, la explicación del profesor, y llegaba el momento de hacer una práctica acorde al tema y sobre todo a la materia, momento perfecto para que Carolina usará su mini laptop y sus habilidades en ella, perfecto el momento para que Luis Roberto comenzara la charla y organizara la posible primer reunión de todos los “amigos” del posgrado después de un largo periodo vacacional, saliendo de clases.

Carolina trabajando en su segunda práctica, Luis Roberto opinando de cómo debía ser en lo que trabajaban, silencio absoluto, Carolina fijando su vista en la pantalla, Luis Roberto hablando sin parar, Carolina disfrutando el retumbar de esa voz en sus oídos y tal vez en su interior más íntimo, Luis Roberto sube la mirada, revisa su alrededor, observa a Carolina y se impresiona de cómo él está sin computadora y ella trabaja tan tranquila en su mini laptop, pero alcanza a ver sus hombros descubiertos por la blusa estilo regional y bordada a mano que ese día vestía.

Carolina sale de clases, pasará el fin de semana con su hermana y tratará de ver a su actual pareja o lo que queda de esa relación, Luis Roberto comienza a organizar la reunión, poniendo hora y lugar, seguro esa noche anestesiará su mente con alcohol tratando de olvidar a su ex pareja y su soledad.

En un momento, tal vez en común, cuando ella recorre la carretera hacía la ciudad vecina, el tal vez manejando en la ciudad con destino a algún bar, Carolina recuerda con su risa retorcida la voz de Luis Roberto que se acuerda de esa mujer sencilla con su mini laptop, y esos hombros desnudos que desea volver a ver.

Continuará…







domingo, 3 de octubre de 2010

Próxima

Carolina y Luis Roberto.


Cambio en esta historia mi forma de escribir, contaré una verdadera experiencia de amor, sentimientos, pasión y destino.